jueves, diciembre 21, 2006

Navidad sin pólvora no es Navidad

No es que vaya en contra de la determinación de la prohibición de la venta de pólvora para las fiestas decembrinas, de hecho la apoyo y aplaudo, pero la pólvora hace falta para quienes alguna vez tuvimos la oportunidad de quemarla de manera irresponsable (el que haya quemado pólvora de manera responsable que lance la primera piedra) y a esto me refiero con todas las barbaridades que alguna vez alcanzamos a hacer con algún artefacto pirotécnico en nuestras manos.
Había pólvora de todo tipo y según la ocasión se empleaban diferentes tipos.
Me atrevo a catalogar la pólvora en dos grupos, 1 para hacer show y 2 para atacarse mutuamente.
En el primer grupo estaban los Volcanes que venían en 3 tamaños y de acuerdo con cada uno, su duración y luminiscencia. También estaban los Aviones que se vendían por docenas y a los cuáles había que hacerles un pliegue hacia abajo en las alas para que subieran mejor. Las Velas Romanas eran de este grupo y se vendían por medias docenas. Los Voladores que venían por docenas y una de sus características eran el papel de color verde a rayas en el que venía envuelto la pólvora. Había de dos clases, de cuatro o de tres golpes, que era la cantidad de reventones que daba en el cielo. Los Globos eran para expertos y alguna vez pude ver a una sola persona que los encendía desde el piso y marchaba en círculos alrededor con sus manos estirando las puntas mientras se iba inflando y en menos de 5 minutos arrancaba solito desde el suelo. Los inexpertos como yo, usábamos una tapa de olla, nos untábamos de gasolina hasta más no poder y después de 30 minutos de ardua labor veíamos como el globo se nos quemaba a menos de 2 metros de altura.
Del grupo dos, me refiero a las de atacarse mutuamente, estaban las Mechas. Un triangulito de papel con una mechita negra en la punta que se encendía en la mano y se lanzaba de forma instantánea y que reventaba casi de inmediato, dándole así una alta dosis de peligro a su manipulación. También existían los Mosquitos que eran muy similares a las mechas, solo que alargados y de forma medio cilíndrica que no explotaban sino que se iluminaban como las luces de bengala y se lanzaban con la mano. Existían los Torpedos, que venían en bolsitas blancas x 6 unidades y eran como bolitas de papel carbón que al ser lanzadas y hacer contacto con el piso, explotaban. Otros eran los Pitos, Sirenas o Buscaniguas que al ser lanzados al piso se disparaban sin dirección alguna generando altos niveles de risa y susto a la vez. Los Martillos eran definitivamente los más ruidosos y generalmente dejaban un leve pitico en el oído tras su explosión. Los Totes eran campeones y eran esas pastillitas semi planas de color azul que venían adheridas a una hoja de color blanco y que al ser restregados contra el piso se encendían generando un ruido particular en su quemazón.
Existían otras prácticas como la de amarrar una esponjilla Bon Brill a una cuerda y encenderla para hacerla girar mientras pizcas encendidas se desprendían de ésta a lo largo de su recorrido.
Por fortuna durante todos los años que utilizamos pólvora jamás alguno se quemó lo que hizo más divertida aún su utilización.
¿Cómo fue su experiencia con la pólvora?
Pd; Feliz Navidad para todos los que visitan este blog con cierta regularidad.

Navidad

Un villancico con estilo!